Grandes Mitos de la Antigüedad VI: Eneas, el mítico superviviente de la Guerra de Troya.

El médico Yápige cura la herida a Eneas con la ayuda de Afrodita (Venus), Ascanio, su hijo, llora junto a él.  Fresco de la Casa de Sirico en Pompeya (siglo I d.C.)
Para hacer una aproximación a la figura del mítico Eneas tenemos que recurrir a las diversas fuentes clásicas que mencionan a Eneas, como uno de los aliados de Troya que luchó para defender la ciudad frente a los griegos. Para conocer el círculo vital de Eneas disponemos de dos fuentes clásicas capitales: por un lado, como no podía ser de otra forma, Homero y su Ilíada del siglo VIII a.C., y, por otro lado, la Eneida de Virgilio del siglo I a.C.. Aunque también es mencionado en otros textos clásicos: en el siglo V a.C., nada menos que Aristóteles sitúa Eneas en la península Itálica y lo menciona como fundador de Roma. En el Siglo III a.C. el poeta épico Nevo, en su poema la Guerra Púnica, establece que Eneas estuvo en Cartago antes de desembarcar en Italia. O en ese mismo siglo en los celebres Annales de Quinto Ennio, que resumían la fundación e historia de Roma, se menciona a Eneas como abuelo de los míticos Romulo y Remo. Fundamentalmente, el mito de Eneas lo inicia Homero en su narración de la Guerra y destrucción de Troya. Para Homero (hombre real, entelequia o compilación de textos, nos da igual) Eneas era un personaje secundario de su Ilíada, que participó en la defensa de la ciudad contra los griegos, incluso llegó a batirse con el invencible Aquiles. Las fuentes clásicas latinas mencionan que, por ese motivo, Eneas era troyano, pero realmente procedía de la ciudad de Dardania, que al igual que Troya estaba en Asia Menor. 

Mapa del viaje de Eneas
Dardania recibe su nombre de Dárdano, hijo de Zeus, que según el mito clásico fue seducido por Afrodita mientras cuidaba de su ganado en el Monte Ida, de esa unión nace Eneas. Un Eneas que luego se casaría con Creúsa, hija de Príamo, gran rey de Troya. Enlace que convertía a Eneas en aliado de Troya frente a los griegos en la homérica Guerra de Troya. De esta forma, encontramos a Eneas en Troya cuando los ejércitos de Agamenón ponen cerco a la mítica ciudad, cuya existencia fue confirmada por la arqueología. Homero nos muestra a Eneas como un héroe secundario, a la sombra de Aquiles o Hector, al que Príamo no tenía en gran estima, quizás por no ser un grandioso guerrero. No obstante, participa en los míticos combates entre troyanos y griegos, era hijo de una diosa (al igual que Aquiles) y como tal rescató del campo de batalla a su cuñado Alcatoo, imponiéndose ante diversos griegos. Uno de sus combates destacados fue con el gigantesco griego Diomedes, que le lanzó un enorme piedra hiriendo a Eneas. Su madre Afrodita acudió en su ayuda, pero también sufre heridas, Afrodita no estaba hecha para la guerra. Finalmente, es Apolo el que protege a Eneas frente al titán Diomedes, sólo así pudo sobrevivir.

Fuga de Troya, Eneas carga con Anquises, detrás esposa Creúsa que acaba pereciendo en la Guerra. Fresco del Palacio del Magnífico (Siena).
Sin embargo, su combate más celebre es contra el glorioso Aquiles, que según cuenta el mito ya conocía a Eneas. Aquiles, antes de la Guerra de Troya, viajó al monte Ida con el objetivo de robar su ganado, Eneas huye en ese momento. En Troya, Eneas no se acobardó y se enfrentó a un Aquiles, que acababa de vengar a su querido primo Patroclo matando al hijo predilecto de Príamo, el gran Hector. De nuevo, como siempre en la Iliada, los dioses participan, es Apolo el que provocó el enfrentamiento entre Aquiles y Eneas. Aquiles le recuerda su anterior enfrentamiento y su huída, y le dice que su afán de lucha proviene de querer hacerse con el trono de Príamo. Eneas se muestra valiente, aunque nada puede hacer ante el devastador Aquiles. Y de no ser por Poseidón, que envuelve a Eneas en una nube y se lo lleva lejos del combate, nunca hubiera sobrevivido a una lucha con Aquiles. Poseidón quería ver cumplida su profecía de que Troya sería destruída, pero a través del hijo de Dárdano su legado se mantendría fundando un nuevo pueblo. La Guerra continúa y los griegos arrasan Troya, tras el hábil ardid ecuestre de Odiseo. Eneas fue inteligente y huyó hacía el Monte Ida, llevando a su hijo Ascanio y a su malherido padre verdadero, Anquises

Eneas saliendo de Troya, Federico Barocci, 1598.
Dos héroes sobreviven a la Guerra de Troya: uno Odiseo (Ulises), cuyas aventuras posteriores, en su intento de volver a casa, son relatadas por Homero en su Odisea. Y otro Eneas, que tras dejar el Monte Ida va a realizar un largo viaje por el Mediterráneo, que conocemos gracias a Virgilio y su Eneida. Que narra las aventuras de Eneas hasta que funda Roma y se establece en la península itálica, cumpliendo la profecía de Poseidón, y amalgamando los dos grandes hitos de la Antigüedad: La Guerra de Troya y la Fundación de Roma. 

La Sombra de Creúsa se le aparece a Eneas, célebres esmaltes de Limoges, 1530.
El periplo de Eneas se inicia en Tracia, donde tras cortar leña, para hacer el reglamentario sacrificio, ve como de las maderas brota sangre y es informado de la suerte de Polidoro, otro hijo de Príamo que marchó a Tracia antes de la Guerra. Polidoro fue asesinado por Polimestor, su mentor, para quedarse con sus riquezas. Eneas entiende la revelación de esa historia como un mal augurio por lo que abandona Tracia. Se dirige hacia la isla de Delos, para consultar a su célebre Oráculo. El Oráculo de Delos indica a Eneas que debe marchar hacia la tierra de sus ancestros, pero no especifica ninguna en concreto. Eneas decide marchar hacia Creta, tierra originaria de Dárdano. En Creta, Eneas y los suyos se topan con un gran epidemia y deben huir, antes recibe un visión en la que se le indica que la tierra de Dárdano y sus ancestros era la península itálica, de modo que se pone en marcha otra vez por el Mediterráneo.

Eneas y la Sibila de Cumas, óleo de Francois Perrier, 1646.
Sus aventuras continúan, una tempestad les hace arribar a las islas Estrofíades, tierra de las legendarias Harpías, maléficas criaturas, en apariencia bellas mujeres aladas, pero que se convertían en monstruos de garras afiladas y que llevaban el infortunio a los que las contemplaban. Una de las Harpías, llamada Celeno, auguró a Eneas que pasarían mucha hambre antes de llegar a Italia. Pese a ese mal pronóstico, Eneas y los suyos continúan por la costa griega del Epiro hasta la cuidad de Brutinto. Tierra de otro de los hijos de Príamo, Héleno, que le indica que debe visitar a la famosa Sibila de Cumas, sacerdotisa de Apolo, cuyos célebres oráculos serán muy relevantes para Eneas, Sibilia se encontraba en una gruta cerca de Napoles. Y Eneas se pone en camino hacía allí, pero para no pasar cerca de las míticas y terribles Escila y Caribdis, dos monstruos marinos que aguardaban a los marineros a ambos lados del estrecho de Mesina, decide bordear Sicilia y es desviado por una nueva tormenta. 

Eneas describe a Dido la caída de Troya, por Pierre-Narcise Guerín, 1815.
La tempestad les lleva hasta Cartago, cuidad mítica fundada por Dido, princesa fenicia huída de Tiro. Afrodita advirtió a su vástago que en Cartago serían muy bien recibidos por Dido. La princesa fue presa de los ardides amorosos de Afrodita y se enamora locamente de Eneas, y le ofrece unir Cartago al linaje de Eneas. Sin embargo, Zeus tenía otros planes para Eneas y se opone a esa unión, enviando a Mercurio (el mensajero de los Dioses) para advertir a Eneas que debía marchar hacia Italia cumpliendo su sino. Y el superviviente de Troya obedece abandonando sin avisar a su enamorada Dido, que queda destrozada y despechada. Virgilio nos cuenta como ella ve marchar a Eneas y su flota con incredulidad y dice “¡Oh Júpiter! (Zeus) se irá este advenedizo haciendo escarnio de mi reino (…) Hubiera yo prendido fuego a su campamento (…) y exterminado a todo su linaje y yo misma sobre ellos me hubiera dado muerte”. Y sentencia instando a su pueblo “vosotros, mis tirios (cartagineses), perseguid sañudos a su estirpe (…) que no exista amistad y alianza entre ambos pueblos” justo antes de suicidarse cayendo sobre la espada de Eneas. Una prosaica muerte, que se utiliza como clásico origen de la sempiterna enemistad entre Roma y Cartago, que dará lugar a las posteriores Guerras Púnicas. 

Suicidio de Dido sobre la espada de Eneas y en la pira funeraria.
El héroe dardanio regreso a Sicilia, donde su verdadero padre Anquises había fallecido, celebrando juegos en su honor. Las mujeres del linaje de Eneas cansadas del interminable viaje deciden perder fuego a las naves de la flota, pero Eneas pide ayuda a Jupiter, que le concede una tormenta que apaga el fuego y salva a su flota. Anquises se aparece en una visión a Eneas y le dice que tiene que llegar hasta Sibila en Cumas y descender hacia el Hades o infierno. Espoleado por la visión de su padre logra llegar a Cumas y convencer a la sacerdotisa Sibilia para que le permitiese entrar en el Hades, y enfrentarse a sus demonios. Enes ve a su padre que, finalmente, le revela que cumplirá su heroico destino y fundará su gran reino en Italia. Pero también se encuentra con su amada Dido y conoce las consecuencias de su abandono en Cartago.

Eneas y la Sibila en el Hades o Inframundo, Jen Brueghel el Viejo, 1600.
Tras su descenso a los infiernos pone camino hacia la desembocadura del Tiber para cumplir la premonición de su padre. pasando cerca de la isla de la temible maga Circe, pero un viento favorable, espoleado por Poseidón, les permite huir y llegar al Tiber. Remontando su curso y llegando a su destino en la ciudad llamada Palanteo, sobre la famosa colina Palatina, futuro emplazamiento de Roma.

Eneas en la Corte del rey Latino, óleo Ferdinand Bol, 1661-1663.
Las aventuras de héroe dardanio en la península itálica se narran en la segunda parte de la Eneida de Virgilio. Eneas decide entablar alianzas con los reyes locales, como por ejemplo Latino, que le entrega a su hija Lavinia como esposa en señal de buen acuerdo. No obstante, la presencia de Eneas y su linaje altera el ecosistema político de la zona y se producen enfrentamientos. Turno, el rey de los rótulos, frustrado por su no matrimonio con Lavinia se alía con Menencio y combaten contra Eneas y el corintio Evandro. Eneas triunfa y funda la ciudad de Lavinia en la desembocadura del Tiber. 

Eneas vence al rey Turno, óleo de Luca Giordiano
El superviviente de Troya muere y es consagrado como héroe habiendo cumplido su destino, su linaje sería un gran pueblo que se asentaría en la península italica, tierra originaria de Dárdano. Su hijo Ascanio funda Alba Longa, iniciando una dinastía de Doce Reyes que gobernó la zona durante un siglo y que termina con Amulio, último rey de Alba Longa. El mito de Eneas finaliza con la fundación de Roma, cuyo origen está en Amulio, que destrona a su hermano Numitor, y obliga a su sobrina Rea Silvia a convertirse en sacerdotisa de Vesta. De nuevo los dioses intervienen, Marte se une en matrimonio con la vestal Rea Silvia y nacen los legendarios gemelos Rómulo y Remo. Y sería Rómulo, descendiente de la estirpe de Eneas (y también hijo de un Dios) el que fundó Roma en el 753 a.C., tras matar a su hermano Remo en una disputa. El gran periplo de Eneas había llegado a su fin y Virgilio lograba con su Eneida fusionar los dos grandes mitos e hitos de su época: la relevante Guerra de Troya y la fundación de la gran Roma del siglo I a.C.

Bibliografía: 
Homero. La Ilíada. Alianza, Madrid, 2013. 
Virgilio. La Eneida. Alianza, Madrid, 2004. 
F. García Jurado. El viaje de Eneas. Historia de National Geographic nº 126, 2014.

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