Personajes Singulares de la Historia XXVIII: El Greco en Toledo, personaje histórico de 2014 en España.

Autorretrato.
Tenemos que retrotraernos al año 1541 Doménikos Theotokópoulos, más conocido como El Greco, nace en Candía (Creta), cuando la isla era territorio de la poderosa República de Venecia. El Greco se forma en Creta, en sus inicios fue uno de los grandes pintores de iconos posbizantinos, que mantenían las señas de identidad de la pintura griega ortodoxa, destacar su Adoración de los Magos. En ese posbizantino, según Venturi, está el origen abstracto de las originales formas de la pintura del Greco. Logra el título de Maestro de la pintura y se traslada a Venecia en 1567. Venecia, capital de las artes y de la política cretense, donde conoce a los grandes maestros del Cinquecento veneciano. Es discípulo de Tiziano, del que toma un cromatismo más cálido, la perspectiva, el dominio de la anatomía y la técnica al óleo. También queda influido por la amplia gama de colores de Veronés, de los escorzos de Bassano. Y, fundamentalmente, de Tintoretto y sus composiciones manieristas con contrastes brutales de blanco y negro o el nerviosismo ondulante de su dibujo.

Adoración de los Reyes Magos, ejemplo de sus iconos posbizantinos. 
En 1570 se traslada a Roma, tras viajar por toda Italia completando su formación, por mediación de su amigo y pintor cretense Giulio Clovio se introduce en grupo artístico y corte del Cardenal Alessandro Farnese. Un grupo intelectual lleno de eruditos del arte y las letras, entre ellos otros españoles como los anticuarios Pedro Chacón o Luís de Castilla, que, curiosamente, eran de Toledo. Llegó a residir en el ático del Palacio del Cardenal, lo que da muestra que se movía como pez en el agua en esos círculos intelectuales, estamos ante un pintor de gran talla intelectual. En Roma, en un momento de culto a los grandiosos Rafael y, sobre todo, Miguel Ángel, El Greco experimenta una gran decepción ante su arte y se muestra contrario a Miguel Ángel. Pero, no obstante, quedó muy influido por las formas y la concepción de los temas miguelangelescos. En 1572 es expulsado de la corte del Cardenal, y el Greco II (el Griego) como era llamado en Italia funda su propio taller de pintura, la Academia de San Luca, dedicada fundamentalmente a retratos.

El sueño de Felipe II o Alegoría de la Liga Santa.
Llegamos a 1576, El Greco se traslada a Madrid, para trabajar en el Escorial, por un exceso de grandes figuras en Roma o Venecia. Su idea era ganarse el favor de Felipe II y establecerse en la Corte, pero los encargos que realizó para el monarca español, no fueron santo de devoción de Felipe, destacar el famoso Martirio de San Mauricio o el magnífico Sueño de Felipe II o Alegoría de la Liga Santa. Además tiene un pleito con el cabildo catedralicio. que se niega a pagar los 900 ducados que El Greco pedía por su sublime obra El Expolio, sólo le dieron 360, un ejemplo de que nunca estuvo valorado en su época. De modo que, al no recibir encargos de los dos mayores mecenas de Madrid, la corona y la Iglesia, se traslada, finalmente, a Toledo en 1577. 

El Expolio, impresionante su cromatismo.
Toledo será su ciudad, en la que vive su época de esplendor como pintor, donde realiza sus obras más personales, que permanecen en los lugares para los que fueron concebidas, algo muy poco habitual en el arte. En Toledo evoluciona su estilo, su pintura se hace más intelectual, desarrollando su original culto a la anatomía musculosa y alargada, en obras llenas de espiritualidad pura y figuras alargadas de melancólica expresión. Crea un taller que bulle, los encargos se le van amontonando en una ciudad cosmopolita, internacional y que rebosa vida cultural, como epicentro del Humanismo español. El Greco desarrolla una ingente labor en una ciudad con una relevante vocación cultural y humanista y mucho calado de una importante sociedad civil-burguesa. Toledo, gran capital hispana de la Edad Media, paradigma de la convivencia de culturas, ciudad multicultural, que ostentaba ser sede de la Corte del Imperio Español con Carlos I hasta que 1561 Felipe II decide trasladar la Corte a Madrid. A pesar de eso, Toledo mantiene durante años su esplendor, sus gobernantes reaccionaron promoviendo el orgullo cívico de sus habitantes, la ciudad pasa de sede imperial a cabeza de la Iglesia y Ciudad de Dios.

Vista actual de Toledo.
Ese fue el Toledo que El Greco se encontró a su llegada en la primavera de 1577 y en el que participó de manera activa como gran pintor de los santos de la ciudad de Dios. Una imponente sede eclesiatica, con una descomunal catedral y numerosos conventos y parroquias poderosas, favorecida por los reyes. La antigua Toletum romana, la posterior capital visigoda, luego reconquistada por Alfonso VI en 1085. Convirtiéndose en paradigma de protección y convivencia entre minorias (mozárabes, árabes y judíos) y gran capital Imperial con Carlos I. En esa primera mitad del siglo XVI Toledo se monumentaliza como gran sede del imperial. Y con Felipe II, a pesar de no ser la sede de la corte, mantiene su esplendor como gran capital eclesiástica, por lo tanto, el clero catedralicio, las  parroquias y conventos van ser los grandes clientes y mecenas del Greco. 

El caballero de la mano en el pecho.
El Greco decide instalarse definitivamente en Toledo en 1583, parece que protegido por el Marques de Villena al alojarse en una de sus viviendas. Y se convierte en el gran pintor de la Iglesia y en el retratista de las clases altas y cultas de Toledo, haciéndose con una red de clientes cultos y ricos. Que también eran amigos del pintor, como Diego de Covarrubias, cuyo retrato trasmite la prudencia y serenidad del personaje. Mucho retratos del Greco son de personajes sin identificar, destacar el célebre El Caballero con la mano en el pecho, icono paradigmático de como debe ser un caballero del siglo XVI, del siglo de oro español. 

Una de sus vistas de Toledo, trasmite una atmósfera onírica y original.
El Greco alcanzó gran fama en Toledo, su taller se convirtió en una maquina de reproducir episodios de las Sagradas Escrituras, de la vida de los Santos, no sólo retratos, un taller en el que tenía su relevancia el hijo mayor del Greco, Jorge Manuel. Incluso el taller tenía un catalogo a disposición de sus clientes formado por tablas en miniatura de todos los cuadros pintados en el taller. Los clientes, en su mayoría eclesiásticos, podían elegir uno y cambiar dimensiones o añadir elementos a su gusto. Es de destacar que los judíos conversos fueron grandes clientes del taller, ricos y con necesidad de confirmarse en su nueva fe ante sus vecinos. 

Su versión del Laocoonte, con Toledo de fondo, paradigma de sus figuras alargadas en sinuosos escorzos. 
En dichos encargos su estilo se afianza y evoluciona llegando a ser original y único, muy distinto a sus colegas pintores del siglo XVI. Su tendencia a la irrealidad en el alargamiento de cuerpos y anatomías, sus grandes contrastes de color que generan un acentuado dramatismo, demostrando su fidelidad y su libertad a la hora de pintar. Destacar que sus retablos eran como grandes escenografías de su estilo, fue el pintor de lo visible y lo invisible, siempre dentro de los cánones establecidos por la imperante Contrarreforma. El Greco fue el pintor de dicha Contrarreforma en un Toledo donde Iglesia e Inquisición iban de la mano y tenía gran poder contra los reformistas. 

El Entierro del Conde Orgaz, cenit del pintor de lo visible y lo invisible.
El cuadro que mejor representa al pintor de Toledo es El Entierro del Conde Orgaz, encargado por la Parroquia de San Tomé y que aún se puede disfrutar en el espacio para el que fue concebido. La numerosas figuras del cuadro son retratos de toledanos ilustres de la época (Ver entrada Grandes Iconos Universales XV). Esos toledanos contemplan el entierro y milagro de un noble de Toledo, que supone el cenit de su estilo pictórico, que representa y transforma lo terrestre en lo celeste o divino, lo visible y lo invisible, como gran pintor de las formas que vuelan. Es curioso, que muchas veces debía entrar en pleitos para cobrar el pago establecido por sus obras, como ejemplo, por su cuadro más famoso, el mencionado Entierro del Conde Orgaz, cobró sólo 1.200 de los 1.600 ducados que le debían haber pagado. Aún así su éxito en Toledo fue total al adaptarse totalmente a los gustos de sus clientes, muchas veces se le llama pintor del misticismo religioso, pero sus temas no eran elegidos por él, eran los clientes los que marcaban el tema a tratar. 

Vista y Plano Toledo, museo del Greco (Toledo).
En el año 2014 se han cumplido 400 años de la muerte del pintor y han surgido nuevas investigaciones que nos representan al pintor cretense como un gran erudito de la época. Gran conocedor de la arquitectura, tras estudiarse glosas del Greco a los 10 Libros de Arquitectura de Vitrubio, o en Las vidas de artistas de Giorgio Vasari. Esas anotaciones nos hablan de humanista universal, que no tenía especial celo religioso y siempre tuvo a gala su condición y origen griego, y que encontró en el Toledo del siglo XVI parte del reconocimiento que no había tenido. No obstante, tras su muerte el 7 de abril de 1614, siendo enterrado en el Panteón de Santo Domingo el Antiguo, su personal pincel y obras se mantienen en el ostracismo. El Greco queda olvidado y sus obras descansan en sus parroquias, iglesias y conventos hasta que, de nuevo, su obra fuera valorada como lo que es, algo único. Y eso no ocurre hasta mediados del siglo XIX, los primeros en admirar sus formas manieristas y misticismo son algunos grandes pintores franceses como Delacroix, Millet o Manet, que quedaron fascinados por su originalidad, anticipo de los -ismos de finales del XIX y XX.

Su visión del Apocalipsis, gran ejemplo del expresionismo del Greco tan adelantado a su época.
En España no es hasta inicios del siglo XX cuando se inicia la recuperación de su obra y figura. Iniciativa de algunos eruditos y pintores como el Marques de Vega-Inclán, el nacionalista Cossió, Zuloaga, Sorolla o Gregorio Marañón, en 1902 se hace una primera exposición monográfica en el Museo del Prado. Su fama creció a lo largo del siglo XX, por su expresionismo y formas extrañas anticipa la pintura del XX. Su influencia en la pintura universal, en grandes pintores modernos como Cezanne, Picasso o Bacon, y en Toledo es enorme. Un Toledo que aún muestra muy visible la profunda huella del pintor griego hispanizado, entre sus parroquias, iglesias, pórticos y calles aún se respira el ambiente del siglo XVI vivido por El Greco. De esta forma, Toledo ha dedicado todo 2014 a su pintor, 40 años vivió entre las callejuelas de una de la ciudades más bellas del mundo, para mi el personaje histórico de 2014 en España. En gran medida gracias a que Toledo y la Fundación El Greco 2014 han sabido honrar y potenciar la figura de unos de los grandes y más originales pintores de la Historia del Arte con todo tipo de actividades y exposiciones. 

Bibliografía: 
Álvarez Lopera, José. El Greco. Akal. 2001. 
Marías Franco, Fernando. El Greco, historia de un pintor extravagante. Nerea, Madrid, 2013. 
Martínez Burgos, P.. El Greco, el pintor humanista.. Libsa, Madrid, 2006.
Alicia Cámara. El Greco, el extranjero que retrató el alma de Toledo. Historia National Geographic nº 125, 2014.

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