Maravillas del Mundo Antiguo XV: El Panteón de Agripa.

Bella vista nocturna actual del Panteón de Agripa.
El grandioso Panteón fue construido, inicialmente, por Marco Vipsanio Agripa, cónsul, general y mano derecha del divino emperador Augusto, en el año 27 a.C. Como reza en la inscripción del friso del pórtico del templo "M·AGRIPPA·L·F·COS·TERTIVM·FECIT (Marco Agrippa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, (lo) hizo)". Dicho templo inicial era rectangular e impresionante, y estaría dedicado Marte, Venus y Julio César divinizado, pero fue destruido en el año 80 d.C. por un gran incendio. Por lo que el majestuoso templo circular actual data de tiempos de Adriano, que terminó su reconstrucción hacia el año 125 d.C., sobre los cimientos del templo destruido. Aunque no está del todo demostrado, se suele atribuir el plan de reforma al arquitecto Apolodoro de Damasco, que ideó un glorioso templo circular o Panteón (en griego “todos los dioses”) dedicado a todas las divinidades romanas.

Vista del friso/frontón del pórtico con la inscripción de Agripa.
Estamos ante el cenit de la ingeniería arquitectónica romana, sobre todo, a la hora de resolver los empujes, con unas soluciones técnicas inéditas. Miguel Ángel dijo una vez que “su diseño es angélico, no humano” en referencia a sus imponentes dimensiones y sus soluciones arquitectónicas, en concreto, a la inmensa cúpula. Al genio de Miguel Ángel le asombraba, catorce siglos después, la cúpula de media naranja del Panteón, verdadero alarde técnico romano, es una perfecta síntesis de armonía e inteligencia constructiva, al realizar por primera vez una cúpula gigantesca, inédita en la Historia. Su planta circular centralizada cubierta con cúpula corresponde con la idea de centralizar todos los cultos romanos, se había utilizado en recintos termales (Termas de Caracalla, ver Maravillas del Mundo Antiguo XI) y se aplica de forma majestuosa al Panteón.

Alzado del Pronaos y cuerpo intermedio de acceso a la Cella.
El pórtico y pronaos rectangular de entrada, a los que se accede tras una escalinata de cinco escalones, cuentan con ocho columnas corintias de 12 metros de altura, que sostienen el friso y entablamento triangular, junto con la techumbre a dos aguas. Dos filas de columnas dividen su interior en tres naves. La nave central, la más amplia, conduce al cuerpo intermedio que lleva a la Cella. Dicho cuerpo intermedio conecta la pronaos con la Cella y cuenta con dos grandes machones que flanquean el acceso a la nave central. 

Planta del colosal Panteón de Agripa, la llamada Rotonda.
De esta forma, pasamos a la Planta de la conocida como Rotonda, lo primero que llama nuestra atención, en la parte inferior, son las siete capillas o exedras, que se abren gracias a los innovadores arcos de descarga del arranque de la bóveda circular. Estos espacios intermedios o exedras están enmarcadas por columnas y pilastras corintias y un entablamento triangular, excepto la central con semibóveda. Estaban dedicados a las divinidades celestes romanas: Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Por encima de las capillas encontramos un segundo nivel de ventanas o vanos, sobre este nivel arranca la majestuosa cúpula de casetones. 

Corte en sección del Panteón.
La Cúpula esta formada por cinco filas de casetones que culminan en un glorioso óculo de 8,9 metros de diámetro, un vano por el que entra la luz y el agua (cuenta con un sistema de drenaje). La luz del sol y su cambio de posición a lo largo del día va iluminando, alternativamente, cada uno de las exedras de los dioses, en un efecto alucinante. 

Vista de los sublimes casetones de la cúpula.
En el exterior la cúpula cuenta con siete anillos superpuestos (en origen cubiertos de placas de bronce dorado) que distribuyen los pesos sobre el muro de hormigón. Estamos ante una cúpula de 43,20 metros de diámetro, esto es, la mayor cúpula de hormigón de la Historia, mayor que la cúpula de San Pedro de Miguel Ángel. 

Vista de la Cúpula con su glorioso y místico óculo central.
La majestuosidad y conservación del imponente Panteón reside en unas técnicas y soluciones arquitectónicas tan innovadoras como eficaces, es la mayor y más perfecta obra de la arquitectura adintelada y abovedada romana. Ante unas divinas dimensiones, la altura del interior de la nave es de 43,20 metros la misma que el diámetro de planta y cúpula, el genio romano se agudizó. La idea era entrar en una gran bóveda circular celeste, un enorme cilindro coronado con una gran cúpula, y vaya si lo logran. La gran bóveda se apoya sobre un grueso muro cilíndrico (de 6 metros de espesor) de opera latericia (hormigón recubierto con paredes de ladrillo). Sobre el muro se coloca una novedosa estructura de arcos de descarga (que permite la inclusión de las exedras) que trasladan los pesos a los puntos de mayor resistencia, en concreto 6 gruesos pilares que se ocultan dentro del muro cilíndrico.

Vista del interior del Panteón, en el que vemos: el nivel de exedras, el intermedio de vanos aligerando el grueso muro.
La cúpula está hecha a base de anillos concéntricos de casetones de hormigón, pero además buscaron originales soluciones para aligerar su peso. Como la utilización de la ligera piedra pómez, junto con la reducción paulatina del grosor de la cubierta de la cúpula, de aproximadamente seis metros iniciales de espesor se termina con apenas 1,50 metros de grosor de la cáscara. A lo que une la constante presencia vanos, nichos y galerías en los muros, junto con el óculo y los casetones de la cúpula, que aligeran enormemente la descomunal masa del Pantéon. 

El Panteón en un grabado de Giovanni Piranesi, siglo XVIII, aún conservaba los campanarios  añadidos en el siglo XVII y que, sabiamente, fueron eliminados a finales del XIX.
El Panteón no sufrió la destrucción o modificación, que afectó a muchos templos romanos, con la crisis del imperio a inicios de la Edad Media, ya que de templo pagano que se convirtió al culto cristiano. Fue gracias a que el emperador bizantino Focas que donó el templo en el año 608 al Papa Bonifacio IV, que lo transformó en la Iglesia de Santa Maria de los Mártires. Por ese motivo podemos disfrutar de la majestuosidad del Panteón en la actualidad.

Vista actual de majestuoso Panteón.
Su influencia en los arquitectos del Renacimiento es muy palpable, tanto Brunelleschi, para su cúpula del Doumo de Florencia o Santa Maria del Fiore, como Bramante y Miguel Ángel, para su cúpula de San Pedro del Vaticano, tomaron como modelo la grandiosa y grácil cúpula del panteón de Agripa, la que podríamos definir como la Cúpula entre las cúpulas. Una maravilla de la antigüedad que permanecido inalterable, y que es un claro ejemplo de que hay cosas que son insuperables, ya que ni siquiera el mayor genio artístico de la historia, Miguel Ángel, pudo superarla.

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